Microeconomía y
macroeconomía
Desde
hace algunos decenios, -más o menos desde la década del cincuenta- se acostumbra,
al menos al seno de la corriente económica dominante, establecer una distinción
entre microeconomía y macroeconomía; la primera toma como punto de partida los comportamientos
individuales, mientras que la segunda adopta de entrada el punto de vista
global razonando sobre agregados como el ingreso nacional, el producto
interno, la masa monetaria etc. Es evidente que tal ruptura, debido tanto a
circunstancias históricas como divergencias
de orden teórico, no es muy satisfactoria; se ha hecho sentir la necesidad de
establecer un “puente” entre ellas.
No
obstante esta pretensión se ha tornado un imposible, en tanto los puntos de
partida son opuestos (en un caso se va de la parte al todo en el otro del todo
a la parte); ahora, actualmente, se ha dado la prioridad al enfoque microeconómico,
en lo que se ha dado en llamar los fundamentos microeconómicos de la macroeconomía.
Incluso si hubiese reservas sobre lo adecuado de este procedimiento, no se
puede negar que contribuye mucho a hacer de la microeconomía el “núcleo duro”
de la teoría económica dominante denominada “neoclásica”.
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