La economía china lanza la alerta
La economía china lanza la alerta, ¿escuchará América Latina?
Durante
años, América Latina exportó sus materias primas hasta las voraces fábricas
chinas y así nutrió su economía, pero ahora que China ha pasado a priorizar el
consumo de sus ciudadanos sobre la producción industrial, ¿cómo reaccionará la
región?
La vertiginosa
expansión china impulsó económicamente a las naciones latinoamericanas y a
cambio, la región recibió los productos terminados de las industrias del
gigante asiático, créditos de su sistema bancario internacional y una fuerte
inversión en infraestructura.
“El
rebalanceo (chino) apunta a reducir la importancia relativa de la inversión y
de las exportaciones en el crecimiento de su economía, apoyándose en un mayor
peso del consumo de los hogares… En la medida en que este proceso surta efecto,
ello debiera favorecer la diversificación de las exportaciones latinoamericanas
a China": Keiji Inoue y Sebastián Herreros.
Pero ante
el freno a ese explosivo crecimiento, los países latinoamericanos tienen dos
opciones: avanzar hacia una economía de mayor valor agregado o perder
relevancia con un modelo económico obsoleto heredado del siglo XX, coincidieron
en plantear varios especialistas consultados por IPS.
“En los
últimos cinco años, la relación entre América Latina y China ha estado dominada
por América Latina enviando algunas materias primas a China y China exportando
bienes manufacturados hacia América Latina”, explicó a IPS la sinóloga
estadounidense Rebecca Ray.
“Pero
esto podría estar a punto de cambiar”, advirtió la investigadora de la
Universidad de Boston y coautora del Boletín Económico China-América
Latina de la Iniciativa Mundial de Gestión Económica (GEGI, en inglés).
Según
Ray, los gobernantes chinos están virando hacia una estrategia de desarrollo
con énfasis en crecimiento lento pero sostenido y que prioriza el consumo
interno de sus ciudadanos sobre la producción de sus factorías, lo que abre
espacios para importar bienes manufacturados de otros países.
El camino
hacia ese futuro fue uno de los ejes de debate del Foro de Cooperación América Latina-Asia del Este, reunido en esta capital
costarricense entre el martes 18 y este viernes 21, en que participaron
cancilleres y altos funcionarios de 36 países, bajo el concepto de “dos
regiones, una visión”.
Ante el resfrío de la economía china, deben ser los tomadores de
decisiones de la región quienes asuman la iniciativa y plantear alternativas
económicas de mayor valor agregado, plantearon de manera uniforme los
especialistas consultados.
Hasta
ahora, la región ha tardado en dar el salto. Tan solo cinco productos primarios
(soja, hierro, petróleo y cobre en bruto y cobre refinado), acaparan 75 por
ciento de las exportaciones a China y la presencia de bienes manufacturados es
mínima.
Sin
embargo, el otro gran eje económico entre el gigante asiático y América Latina,
la inversión en infraestructura, podría paradójicamente beneficiarse de la
desaceleración y de la reforma en la dirección de la economía china, adujeron
los expertos.
El freno
de la locomotora económica global desde 2014, cuando el crecimiento chino fue
de 7,4 por ciento, el más bajo en 24 años, “puede afectar las economías que
dependen de estas cuantas materias primas. Pero, en contraste, las inversiones
chinas en infraestructura pueden ayudar a otras industrias”, analizó Ray.
Bien
administrados, adujo, los proyectos con capital chino pueden cerrar las
históricas brechas de la región en infraestructura y servir de plataforma para
el desarrollo de otras industrias que puedan valerse de la inversión en
transporte y energía, dos grandes ejes para los asiáticos.
“Ojalá
los tomadores de decisiones usen esta oportunidad para potenciar el desarrollo
en industrias no tradicionales”, reflexionó.
Keiji
Inoue y Sebastián Herreros, de la División de Comercio Internacional e Integración
de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), coincidieron en
señalar que la nueva realidad china alimenta esa oportunidad.
“En la
medida en que esos proyectos estén alineados con las prioridades de los países
de la región, una mayor presencia china podría contribuir a cerrar gradualmente
la brecha de infraestructura que caracteriza a América Latina, y de este modo a
fortalecer la integración regional y mejorar su competitividad internacional”,
adujeron en un análisis conjunto elaborado para IPS.
La
vocación china por la infraestructura latinoamericana tiene entre sus
componentes, recordaron, la búsqueda de sus bancos de colocar superávits en el
ahorro de sus economías.
Pero el
modelo de la creciente relación de la región con China no propicia el
optimismo.
Hasta
ahora, las exportaciones regionales a la potencia asiática “crean menos
empleos, generan más gases de efecto invernadero netos y usan más agua que
otras exportaciones de América Latina y el Caribe”, destacó el GEGI en un
análisis.
Entre
tanto, China propicia y financia polémicos megaproyectos en la región, como el
Gran Canal de Nicaragua, adjudicado al grupo chino Hong Kong Nicaragua Canal Development (HKDN-Group) por 50.000 millones de dólares y
el Ferrocarril Transconinental de 5.000 kilómetros, destinado a conectar Brasil y
Perú, aún en
fase exploratoria.
Las
inversiones chinas han potenciado, además, una relación comercial basada en
materias primas. Según la Cepal, entre 2010 y 2013 casi 90 por ciento de la
inversión china en la región se dirigió a actividades extractivas,
particularmente minería e hidrocarburos.
“Desde esta perspectiva, efectivamente, la
importante demanda de China a nivel global de materias primas ha consolidado y
reforzado la especialización en estos procesos, también conocido como de
‘reprimarización’ económica”, explicó a IPS el coordinador del Centro de Estudios China‐México, Enrique
Dussel.
Sin
embargo, el investigador de la Universidad Nacional Autónoma
de Méxicofue
enfático en que, ante las señales, los países latinoamericanos deben responder.
“La responsabilidad y necesidad de una toma de decisión está del lado de
América Latina y el Caribe, no de China”, apuntó.
Esta
reprimarización regional ocurrió cuando América Latina se dejó seducir por las
oleadas de precios altos de las materias primas durante la década pasada y
priorizó estas exportaciones sobre otras de mayor valor agregado.
Así, la
participación de productos primarios dentro de las exportaciones regionales
aumentó de 44 por ciento a inicios de este siglo a más de 60 por ciento, una
cifra inédita desde inicios de la década de los 90, según estudios de la Cepal.
Por su
parte, los productos manufacturados suman 64 por ciento de las exportaciones
chinas hacia la región y comprenden bienes menos sensibles a variables en los
precios, como maquinaria y artículos electrónicos.
Entre
2000 y 2014, las importaciones totales desde China pasaron de representar dos
por ciento a 14 por ciento del total regional.
Dussel
explicó que el crecimiento chino resaltó los graves problemas de las
exportaciones regionales. A su juicio, estos no residen necesariamente en la
prevalencia de materias primas, sino en que estas industrias tienen “un mínimo
valor agregado y nivel tecnológico”.
Para los
especialistas Inoue y Herreros, de la Cepal, hay una oportunidad en los cambios
de orientación del desarrollo chino.
Plantearon
que “en términos simples, el rebalanceo (chino) apunta a reducir la importancia
relativa de la inversión y de las exportaciones en el crecimiento de su
economía, apoyándose en un mayor peso del consumo de los hogares”.
“En la
medida en que este proceso surta efecto, ello debiera favorecer la
diversificación de las exportaciones latinoamericanas a China”, indicaron.
Los dos
especialistas esperan que sectores como la agroindustria y los alimentos
pesados pudieran adquirir protagonismo en la región, aunque advierten que los
efectos pueden tardar años en verse y para que cristalicen los tomadores de
decisiones deben dar pasos ambiciosos hacia la consolidación de la región como
un bloque comercial.
“Se
requiere también avanzar más decididamente hacia un mercado regional
verdaderamente integrado. Ello aumentaría el atractivo y el poder de
negociación de América Latina frente a China, el resto de Asia y los otros
grandes actores de la economía mundial”, apuntaron Inoue y Herreros.
Editado
por Estrella Gutiérrez
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