2018: Dinamizar la economía
2018: Dinamizar la
economía
Pedro Hinojosa Pérez
Cuadro que muestra el
desenvolvimiento del P.I.B. desde el año 2000 hasta el año 2016.
De acuerdo al informe de la
Fundación MILENIO respecto a la economía de Bolivia: “Al primer trimestre de
2017, la economía redujo su crecimiento a tan solo 3.3%, que es la tasa más
baja en siete años, confirmándose la tendencia de un crecimiento más lento y
débil.
La dinámica económica general se
asienta cada vez más en actividades no transables (servicios financieros,
construcción, transporte), que se expanden por encima de la tasa de crecimiento
del conjunto de la economía.
En contrapartida, los sectores
productivos mantienen un desempeño negativo. Así, en 2016 el sector de
hidrocarburos ha continuado con una tasa de crecimiento negativo de -4.4%, y de
-14.1% al primer trimestre de 2017. Agricultura, por su parte, exhibió en 2016
un crecimiento débil de 3.1% en 2016, con un mayor aporte de la soya y
derivados, y la contracción de la mayoría de productos agrícolas y alimentarios.
En tanto que la minería, que en
2016 había repuntado con 4.7% de crecimiento, al primer trimestre de 2017
decrece nuevamente en -1.6%, debido sobre todo a la contracción en el sector de
cooperativas y minería chica.
Ello significa que la económica
se sostiene sobre bases frágiles, y por lo cual la continuidad de la caída en
el ritmo de crecimiento resulta previsible”.
Este análisis nos advierte que la
economía nacional requiere una rápida reingeniería para volver a crecer en
términos económicos. No hacerlo implica que vendrán días difíciles.
Los ciclos de la economía (auge y
estancamiento) a medida que transcurre el tiempo se vuelven cada vez más
cortos. Por lo que se hace imperiosa la necesidad de manejar el mismo cuerpo a
cuerpo y día a día. Queda claro que el crecimiento del PIB experimentó una
sucesión de ciclos económicos durante los últimos veinte años, caracterizados
por un crecimiento moderado al comenzar la década de los noventa, un período de
crisis económica al finalizarla y nuevamente una bonanza económica al finalizar
la presente década
El ministro de Economía boliviano manifestó
que el crecimiento del país desde julio del 2016 hasta junio del 2017 fue de
3,94%, por lo que se descarta que por segundo año consecutivo no se pague el doble
aguinaldo. Para el efecto utilizando las cifras proporcionadas por el Instituto Nacional de Estadística
(INE), causa preocupaciones en el sector
empresarial y obrero. Ambos indican que
es de suma urgencia el hecho de que el
Gobierno asuma medidas y que se realice coordinaciones con el sector privado,
para recuperar la dinámica de crecimiento de la economía nacional.
En estos momentos de crisis, los
diferentes países están recurriendo a diferentes estrategias para tratar de
sacar a sus economías de la recesión, estrategias basadas básicamente en el
consumo y en la inversión.
La gran mayoría de países, han
optado por recurrir al consumo de la sociedad como mecanismo para dinamizar la
economía, entre tanto otros países han optado por recurrir a la inversión.
Mediante el consumo se incentiva
a que la gente a que realice compras
como ser electrodomésticos, carros y
demás bienes de consumo, en tanto otra forma de incentivo es la realización de grandes inversiones en infraestructura como
carreteras, puentes, ferrocarriles y demás obras públicas.
Ambas modalidades tienen la
virtud de creas efectos multiplicadores. El consumo tiene efectos a corto
plazo, en cambio, las inversiones son de mediano y largo plazo. El consumo y la
inversión inyectan grandes recursos a la economía, mejorando de esta manera el empleo y la liquidez de las
empresas, pero en el mediano plazo y largo `plazo es posible que los resultados
sean diferentes. El consumo debe ir de manera paralela a la producción. Para el
efecto entra en juego el mercado interno.
Y cuando se realiza inversiones
en infraestructura, la competitividad y capacidad productiva de un país se
incremente considerablemente, se hace más atractivo tanto para la inversión
nacional como para la inversión extranjera, lo que permitirá en el mediano y
largo plazo desarrollar la economía.
Para los empresarios privados, el
doble aguinaldo se vuelve secundario en el sentido de que la prioridad es
encontrar soluciones que reviertan el lento decrecimiento de la economía
nacional. Y para los obreros es un tema frustrante que es
manejado políticamente.
“Bolivia necesita de una economía que crezca
en base a la inversión y ampliación de sectores productivos, combinando el
mercado interno con el mercado global, donde las exportaciones bolivianas ganen
espacios, permitiendo crear empleos protegidos y durables en el largo plazo”,
manifiestan los empresarios.
Para el presidente del Colegio de
Economistas de Santa Cruz, se evidencia que “desde hace tres años el país está en una desaceleración,
se está creciendo a menor ritmo cada año, por lo que el Gobierno central debe
incentivar a que el aparato productivo crezca, toda vez que el sector público no pueden ir separado,
es decir tienen que ir de la mano con el privado y jalar el crecimiento del
país”.
Analizando el ritmo de
crecimiento de la economía por sectores se puede observar que la misma tiene un
crecimiento a tres velocidades, una que es más dinámica pero que su aporte el
PIB es mínimo y otro muy lento pero que
su aporte al PIB es determinante para el
efecto basta mirar el siguiente gráfico:
Por todo lo manifestado líneas
arriba se hace imperiosa la necesidad de rediseñar las estrategias de política
fiscal y política monetaria que son los principales brazos de la economía.
Una ayuda memoria:
“Tras 10 años, la
economía de Bolivia baja de ritmo
Los Tiempo, 03/08/2016
Bolivia parece haber
vivido una década de oro que se va quedando atrás. El crecimiento del Producto
Interno Bruto (PIB) registró un promedio superior al 4 por ciento al punto de
alcanzar sus mayores picos en 2008 (6,2 por ciento) y 2013 (6,8 por ciento).
Sin embargo, a partir de ese año, se percibe una caída en los porcentajes de
crecimiento, en lo que los economistas llaman desaceleración. Para 2016, sin
embargo, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) proyecta
para este año un crecimiento de 4,5 por ciento para Bolivia en medio de una
contracción del continente de 0,8 por ciento.
En términos de PIB
nominal, se subió de los 11.384 millones de dólares de 2006 a 34.403 millones
en 2015, aunque para 2016, se proyecta llegar a 38.260.
Para el Gobierno, sin
embargo, el crecimiento del PIB será de 5 por ciento, y el PIB nominal llegará
a 57 mil millones de dólares.
Un análisis del
Instituto Boliviano de Comercio Exterior, interpreta que la economía boliviana
logró mantenerse estable durante los últimos años gracias al aumento del precio
de las materias primas en el mercado internacional, con un crecimiento
económico promedio desde el 2006 de 5 por ciento.
"Los diez años del
Gobierno del presidente Morales fueron coincidentes con una extraordinaria
expansión de los mercados de los principales productos de exportación
bolivianos, en gran parte impulsados por el crecimiento de la China", y su
"voracidad" de materias primas, interpreta, por su parte, un análisis
del economista Juan Antonio Morales para la Fundación Milenio.
A ello, se sumaron las
remesas de los trabajadores emigrados y las condonaciones de deuda externa.
El precio del petróleo,
al cual está ligado el precio del gas natural, y los precios de los metales así
como de la soya aumentaron muy fuertemente con relación a los del año 2003.
Este ciclo largo de precios duró más o menos 10 años, desde 2004 hasta 2013,
aunque el precio del petróleo recién comenzó a caer a mediados de 2014.
Para el analista
económico Alberto Bonadona, el gran problema es que el Gobierno no supo suplir
las exportaciones tradicionales por otro ingreso, es decir no se tiene un
aparato productivo, que responda de manera activa para el desarrollo nacional.
Asimismo, para el
economista Pablo Cuba, Bolivia pudo haber crecido mucho más con el boom de
materias primas, pero el país tiene una base productiva muy débil. Además,
también están otros factores que hicieron de trabas, como el cierre de mercado
de Estados Unidos, la caída de otras economías, como la venezolana, la
apreciación excesiva de la moneda, que desincentivó las exportaciones, y la
caída de las remesas.
"Bolivia no logró
cambiar su matriz productiva, pese a la bonanza"
ANÁLISIS
René Martínez Céspedes,
economista Fundación Jubileo
Hemos perdido una gran
oportunidad
Bolivia se ha favorecido
de los altos precios de las materias primas y el petróleo durante los últimos
10 años, y el Producto Interno Bruto (PIB) ha crecido de la mano de este
fenómeno, y con el descenso de los precios del petróleo y de la demanda de
materias primas, baja también nuestro crecimiento.
Hemos tenido una gran
cantidad de recursos públicos que significaban una gran oportunidad de cambiar
la estructura económica del país. Muchos de los argumentos de por qué no
podíamos despegar se resumían en que no había ahorro interno, pero en esta
década sí lo hemos tenido para inversiones en el sector público.
El plan de desarrollo
del actual Gobierno contemplaba un cambio de la matriz productiva, objetivo que
incluso fue incluido en la nueva Constitución Política del Estado (CPE), cuando
se habla de la reinversión productiva de los recursos de los sectores
estratégicos, es decir llevar el dinero del gas hacia otros sectores que
generen mayor valor agregado, den empleo y garanticen sostenibilidad, es decir
diversificar la economía. Esto no ha ocurrido, no hemos diversificado, seguimos
siendo tan o más dependientes de las materias primas. No logramos un aparato
productivo consolidado. Se han dinamizado sectores, como servicios y
construcciones, pero el objetivo era la industrialización.
Este fracaso no fue sólo
culpa del Gobierno central porque los recursos del gas, a través del Impuesto
Directo a los Hidrocarburos (IDH) y regalías, llegan también a las
gobernaciones y municipios, que tampoco hicieron inversión productiva: se han
dedicado a hacer inversión en infraestructura, poner al día sus gastos corrientes
y nada más.”
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