No solo de pan vive el hombre
Similitudes: PERU.........BOLIVIA
El
aumento de precios de los alimentos realmente no es una crisis
La sequía
en siete estados del primer productor y exportador de granos en el mundo, EE.UU. ha originado un alza de los
precios internacionales de estos productos. Como se esperaba, el Perú (donde a
fines del 2011 el 60% de los alimentos importados eran cereales y aceite de
soya) no ha sido inmune a este incremento. A raíz de esto, no faltan quienes
hablan de que enfrentamos una “crisis alimentaria” de dimensiones catastróficas
y proponen medidas como subsidios, la creación de un fondo de estabilización de
los precios, entre otras.
La
reacción del Gobierno ha sido calmar las aguas. El ministro de Economía ha
salido a rechazar varias de estas propuestas y el ministro de Agricultura
manifestó que “hay que poner las alzas de los alimentos internacionales en su
justa dimensión. En el Perú solo nos afecta más que marginalmente. No hay
ninguna crisis interna”.
¿A quién
le hacemos caso?
Vayamos
por partes. En primer lugar, el alza de precios local no debería resultar tan
alta como en otros países. Como menciona el Instituto Peruano de Economía
(IPE), al analizar data desde el 2007, se observa que el pico del incremento de
precios en el Perú solo ha sido un sexto del punto más alto en el extranjero.
La ola llega aquí bastante más chica. El IPE, además, muestra que no solo se
espera que la pegada resulte menos intensa que afuera, sino que tampoco sea tan
abrupta. La cumbre del aumento de precios en Lima se da recién ocho meses
después de la subida en el ámbito mundial, por lo que podemos ajustarnos, ya
que no nos agarrará por sorpresa.
Por otro
lado, tampoco es cierto que este aumento en los precios internacionales sea tan
alto como para compararse al ‘shock’ de precios de los alimentos que
enfrentamos entre el 2007 y el 2008. Para empezar, en agosto de este año, el
precio internacional ya era menor al del mismo mes del año anterior. Y no
podemos pasar por alto que el contexto durante el 2007 y el 2008 nos era menos
favorable que el actual. En ese período la demanda externa de alimentos era
mayor (porque a escala mundial había más economías en crecimiento) y lo mismo
sucedía con la demanda interna que crecía a 14% de manera anualizada, lo que
llevó a que subieran los precios. Hoy, en cambio, la demanda externa se ha
reducido por la crisis internacional y a nivel local la demanda interna crece a
un ritmo de solo 6% anual, por lo que se espera que el aumento de precios sea
mucho menor.
Pero
quizá lo que nos debería dar más tranquilidad es que, incluso en un escenario
de crisis, hay soluciones que no pasan porque el Estado meta la mano en la
economía, pues los granos importados tienen sustitutos producidos en el Perú.
Solo es necesario que las personas modifiquen sus hábitos de consumo y migren
hacia dietas que prioricen el consumo de granos andinos. Y esto, poco a poco,
ya está sucediendo. Por ejemplo, Alejandro Daly, presidente del Comité de
Molinos de Trigo de la Sociedad Nacional de Industrias, mencionó que la
industria de la panificación ya está incorporando este tipo de granos en su
producción.
Si
tenemos sustitutos en el Perú y los empresarios nacionales tienen tiempo para
ajustar su oferta, no tiene el menor sentido crear algún tipo de subsidio
directo o indirecto para la importación de granos. Si, por ejemplo, el trigo
con el que se fabrica el pan sube de precio y tenemos otras opciones
alimentarias igualmente nutritivas, ¿por qué incentivar a la gente a que mantenga
sus antiguos hábitos? Eso no sería más que desperdiciar recursos que podrían
ser utilizados para satisfacer otras necesidades.
Vista la
situación con detenimiento, deberían quedar claras dos cosas: que no debemos
alarmarnos sobre un hecho que está lejos de tener dimensiones catastróficas y
que, con las alternativas alimentarias al trigo y a otros granos que tenemos en
el Perú, sí existen soluciones para lidiar con el problema. Basta con tomarse
en serio las palabras del evangelio de Mateo que hacen de título de este
editorial… solo que de una manera más literal.
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