Impacto del cambio climático
CEPAL presenta impacto del cambio climático en
América Latina y el Caribe
Infolatam
Nueva York, 22 de septiembre de 2014
Nueva York, 22 de septiembre de 2014
Las claves
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Los costos anuales de adaptación al cambio climático para América Latina
y el Caribe han sido estimados en cerca de 0,5 % del PIB anual regional. Aunque
son preliminares, estos cálculos reflejan claramente la tendencia del fenómeno.
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La vulnerabilidad de los países latinoamericanos y caribeños se ve
acentuada por su geografía, la forma en que está distribuida su población e
infraestructura, su dependencia de los recursos naturales, la importancia de la
actividad agrícola y la extensión de sus zonas costeras tanto en el Pacífico
como en el Atlántico, según la CEPAL.
Estimaciones preliminares sugieren que los costos
económicos del cambio climático se ubican en torno a 2,5 % del producto interno
bruto (PIB) anual de América Latina y el Caribe en caso de que la temperatura
aumente en 2,5 °C respecto del promedio histórico, dijo la Secretaria Ejecutiva
de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia
Bárcena, en la declaración difundida en el marco de la Cumbre sobre el
Clima que tendrá lugar el 23 de septiembre en la sede de las Naciones Unidas en
Nueva York:
“Desde hace una década, la CEPAL estudia los costos
económicos y sociales del cambio climático en los países de América Latina y el
Caribe, aportando información estadística necesaria para la toma de decisiones
y planteando diversas recomendaciones de política pública.
Estimaciones realizadas por distintos estudios
sugieren que los costos económicos del cambio climático se ubicarían entre 1,5
% y 5 % del PIB anual regional. Estos cálculos son aún preliminares y tienen un
alto nivel de incertidumbre, pues no incorporan todos los efectos potenciales
ni los posibles resultados de las acciones de adaptación.
Se trata de promedios que tampoco reflejan la
heterogeneidad regional pero que ofrecen suficiente evidencia que ya permite
incorporar los efectos del cambio climático en el mediano plazo en las
decisiones públicas, por ejemplo, en las inversiones de infraestructura. La
inversión es el puente entre el corto y el mediano plazo y estos estudios
permiten anticiparse.
América Latina y el Caribe tiene una contribución
menor al cambio climático que otras regiones, no obstante es particularmente
vulnerable a sus efectos. Las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de
la región representan 9 % del total global, con una tasa de crecimiento anual
de 0,6 % entre 1990 y 2011 (en comparación con 1,5 % global). Lo
característico de esta región es que una proporción significativa de las emisiones
proviene del cambio de uso del suelo, la deforestación y la agricultura.
El desafío más acuciante para la región en estos
momentos es la adaptación al cambio climático, especialmente en los pequeños
estados insulares en desarrollo del Caribe y los países centroamericanos. Los
costos anuales de adaptación para América Latina y el Caribe han sido estimados
en cerca de 0,5 % del PIB anual regional. Aunque son preliminares, estos
cálculos reflejan claramente la tendencia del fenómeno.
Urge que la región diseñe e implemente estrategias
de adaptación con mirada de largo plazo y que considere los impactos
colaterales. La protección de cuencas hidrológicas, incluida la conservación
forestal y de suelos en las zonas altas y el desazolve periódico en las zonas bajas,
es un caso elocuente. Ejemplos destacados de la urgencia de la adaptación son
los efectos de los huracanes que han ocasionado inundaciones en cuencas
importantes del sur de México y el norte de Colombia.
La vulnerabilidad de los países latinoamericanos y
caribeños se ve acentuada por su geografía, la forma en que está distribuida su
población e infraestructura, su dependencia de los recursos naturales, la
importancia de la actividad agrícola y la extensión de sus zonas costeras tanto
en el Pacífico como en el Atlántico.
La evidencia sugiere que el impacto del cambio
climático en América Latina y el Caribe es ya relevante y probablemente sea
mayor en el futuro. Ya se registran variaciones en los niveles de temperatura y
en los patrones de precipitación. Los mayores riesgos se concentran en la
agricultura, la disponibilidad de agua, la conservación de bosques, la pérdida
de biodiversidad, la salud de la población, el turismo en zonas costeras y la
reducción de la pobreza rural.
El dinamismo económico que ha experimentado la
región en la última década, si bien ha contribuido a reducir la pobreza y a
mejorar las condiciones de vida de la población, también ha generado
externalidades negativas tales como contaminación atmosférica, mayor consumo de
energía fósil y su consiguiente contribución al cambio climático.
América Latina y el Caribe tiene el más alto grado
de urbanización del planeta, lo que ha ido acompañado de una creciente tasa de
motorización privada. La falta de un transporte público moderno, seguro y de
calidad conduce a la preeminencia de los automotores privados que se concentran
en los niveles de ingreso más elevados. Estos sectores de la población son los
que también más se benefician de los subsidios a los combustibles fósiles y a
la infraestructura.
La región aún está a tiempo de optar por caminos
para un desarrollo con igualdad y sostenibilidad ambiental, especialmente en
las ciudades. Este es el momento para que la región tome decisiones cruciales
respecto al aumento en la oferta y calidad de servicios públicos, al uso de
energías renovables y una matriz productiva más baja en carbono.
Al nivel global, los actuales compromisos de
mitigación de gases de efecto invernadero son aún insuficientes para
estabilizar las condiciones climáticas. Para ello se requiere pasar de las
siete toneladas per cápita de CO2 que se emiten hoy aproximadamente a dos
toneladas per cápita para 2050. Solo un acuerdo global con la participación de
todos los países acompañado de un cambio tecnológico paradigmático en los
patrones de producción y consumo es consistente con la solución a este
fenómeno.
Es por ello que la CEPAL acompaña los esfuerzos del
Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, al
convocar esta Cumbre de cara a la Conferencia de las Partes que se celebrará en
nuestra región, precisamente en Lima, Perú, en diciembre de este año.
Los países latinoamericanos y caribeños pueden ser
actores fundamentales en este desafío global pero asimétrico, dado que es común
observar que aquellos que más han contribuido históricamente a las emisiones
GEI no reciben los impactos más intensos del cambio climático y normalmente
disponen de más recursos para adaptarse a las nuevas condiciones climáticas.
El desafío del cambio climático es, en definitiva,
el tránsito hacia un nuevo modelo de desarrollo sostenible con igualdad y en el
marco de las responsabilidades comunes pero diferenciadas”.
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