La protección social y la agricultura para romper el ciclo
de la pobreza rural
Cientos de millones de familias
rurales se ven atrapadas en un ciclo de hambre, pobreza y baja productividad
que da lugar a un sufrimiento innecesario y obstaculiza el desarrollo agrícola
y el crecimiento económico en general. La ruptura de este ciclo requiere la
adopción de medidas en dos ámbitos complementarios: la protección social y el
crecimiento en los sectores productivos de la economía. Dado que la agricultura
sigue siendo el sector productivo más importante para las poblaciones rurales
en muchos países en desarrollo, la vinculación de la protección social con el
desarrollo agrícola es un medio que presenta grandes posibilidades para romper
el ciclo de la pobreza rural. Muchos países en desarrollo reconocen cada vez
más que se necesitan medidas de protección social para mitigar las penurias
inmediatas de las poblaciones que viven en la pobreza y para impedir que otros
caigan en ella cuando se produce una crisis. La protección social puede ayudar
también a sus beneficiarios a ganar productividad permitiéndoles la gestión de
riesgos, la creación de activos y la dedicación a actividades más
remunerativas. Estos beneficios se difunden más allá de los receptores inmediatos
a sus comunidades y a la economía en general, a medida que los receptores
adquieren alimentos, insumos agrícolas y otros bienes y servicios rurales. Las
medidas de protección social también pueden mitigar las perturbaciones
económicas y sociales que acompañan al crecimiento económico y la
transformación agrícola, reduciendo las desigualdades sociales y económicas,
promoviendo el trabajo digno e impulsando un crecimiento inclusivo y
sostenible. Pero la protección social solo puede ofrecer un camino sostenible
para salir de la pobreza si existe crecimiento en la economía. En la mayoría de
países de ingresos bajos y medianos la agricultura sigue siendo el mayor
empleador de los pobres y constituye una fuente importante de sus medios de
vida a través de salarios y de su propia producción para el consumo de los
hogares y el mercado. La pobreza y sus corolarios, es decir, la malnutrición,
las enfermedades y la falta de formación, limitan la productividad agrícola.
Por consiguiente, abordar de forma integrada la protección social y el
desarrollo agrícola ofrece sinergias que pueden aumentar la eficacia de ambos
Fuente: El estado mundial de la agricultura y la
alimentación; FAO, 2015
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