Los transgenicos en el pais

No sabia que el tema era de interes general. No estoy a favor o en contra de los mismos. Solo deso que no exista desabastecimiento de alimentos. Ya vi en el campo peleas campales entre vecinos y parientes por un poco de agua para riego. En las ciudades el panorama seria mas desolador si existiese hambre por falta de alimentos y si a esto le añadimos el panico el panorama seria desolador.

Tambien me pregunto sabe lo que ested come actualmente? Se pregunto como producen el tomate por ejemplo? o como se produjo carne de res o de aves? Conoce lo que les inyectan? Alguien se puso mal por eso? Las respuestas quedan flotando.

Como el tema en cuestion es bastante amplio adjunto dos comentarios bastante esclarecedores y las conclusiones las sacas vos:
1.-Pro y contra de los transgénicos


La polémica respecto a estos productos se basa en el posible daño al medio ambiente

Escrito por: ISABEL MARTÍNEZ PITA

Efe. Reportajes. Los alimentos transgénicos, modificados genéticamente, se han convertido en centro de atención, no sólo por parte de los científicos, sino también de los consumidores que, alertados por organizaciones ecologistas, se muestran reacios a consumirlos. El debate se centra en los posibles riesgos que tienen para la salud humana y para el medio ambiente.

La práctica de la mejora genética en las plantas y animales se realiza desde que el mundo es mundo. La dieta de los seres humanos se ha ido enriqueciendo con la selección natural de las mejores cosechas o animales, aumentando de este modo la productividad.

La selección de los animales más fuertes y resistentes a las enfermedades, o la fermentación en los yogures o el pan, que son ejemplos de alimentos modificados de forma natural, son técnicas que el hombre ha empleado desde los albores de la humanidad y, sin saberlo, estaban aplicando la biotecnología. De esta manera, los seres humanos han luchado por la supervivencia de la especie ante las dificultades que se le presentaban.

Ahora se abre una nueva polémica: el empleo de la ingeniería genética en los alimentos. Un debate con diferentes frentes de batalla: empresas, científicos e interesados por conservar, sobre todo, el medio ambiente.

Pero, ¿qué es un alimento transgénico u organismos genéticamente modificados (OGM)?. Son productos que se crean a partir de la aplicación de la biotecnología. Son el resultado de la transferencia de genes de un organismo con un rasgo determinado a otro, de forma que se crean organismos inexistentes en la naturaleza.

Mientras, los científicos siguen hallando nuevos métodos de inserción de genes de características específicas en el ADN de animales y plantas.

¿Riesgos para la salud?

Aunque una parte de los científicos se muestra contraria a los OGM, existe un sector que mantiene que hay que aprovechar los grandes avances tecnológicos para aumentar la calidad de vida y la esperanza al nacer.

Los más contrarios a los transgénicos apuntan a la atrofia de la cadena humana, alergias e incluso a elementos cancerígenos. Pero la comunidad científica está en un 90% con estos alimentos y entre sus ventajas, señalan, está la reducción de productos fitosanitarios.

Sin embargo, los consumidores se muestran recelosos ante la posibilidad de comprar estos productos genéticamente modificados. Especialmente porque es el hombre el que interviene directamente en el proceso al transmitir genes a las plantas en un laboratorio.

Pero, se sabe por experiencia, que en el uso de productos como el microondas o el móvil, que fueron fuertemente atacados por sectores de científicos y ecologistas, y que consiguieron, en principio, que existiera una gran resistencia para adquirirlos, en la actualidad son completamente aceptados. ¿Pasará lo mismo con estos alimentos?.

Con el tiempo quizás se supere el listón comercial del etiquetado y se levantarán prohibiciones. Países como Estados Unidos, China, Egipto, Sudáfrica, La India... ya aceptan los transgénicos.

A FAVOR Y EN CONTRA

Como todo, esta técnica tiene sus pros y contras como los que se muestran a favor y en contra de la aplicación ingeniería genética en los alimentos.

Entre los detractores de los OGM se encuentran las asociaciones ecologistas como Greenpeace, que muestran su rechazo bajo el lema “Experimento Transgénico. No lo compres”. ¿Motivos?: “Son un peligro grave real y demostrado para la salud global del planeta porque potencian una agricultura tóxica e insostenible y la pérdida de la seguridad alimentaría”.

Los que se muestran a favor de esta tecnología aducen que la biotecnología es un avance que mejora el rendimiento de los cultivos y minimiza el uso de plaguicidas y fertilizantes, por lo que sería más beneficioso para el medio ambiente, y contribuye a aliviar el problema del hambre en los países más desfavorecidos.

Los científicos aseguran que un alimento transgénico es igual en su base genética que uno tradicional, y que la diferencia está en el gen introducido.

De esta manera, los consumidores contarán con alimentos más nutritivos y los agricultores de países subdesarrollados con productos más resistentes y productivos.

Zoom

Autorización y etiquetado

La empresa productora del tomate McGregor, el primer alimento transgénico que se comercializó, tuvo que pasar estrictos controles hasta que a los cuatro años le dieron el permiso para lanzar el producto al mercado. Al día de hoy, en los países en que se producen estas semillas, los alimentos transgénicos pasan por numerosos controles de todo tipo antes de llegar a los hogares de los consumidores.

DESTACADOS

La selección de los animales más fuertes y resistentes a las enfermedades, o la fermentación en los yogures o el pan, que son ejemplos de alimentos modificados de forma natural, son técnicas que el hombre ha empleado desde los albores de la humanidad y, sin siquiera saberlo, estaban aplicando la biotecnología.

Aunque una parte de los científicos se muestra contraria a los organismos genéticamente modificados (OGM), existe un sector que mantiene que hay que aprovechar los grandes avances tecnológicos para aumentar la calidad de vida y la esperanza al nacer.

Los que se muestran a favor de esta tecnología aducen que la biotecnología es un avance que mejora el rendimiento de los cultivos y minimiza el uso de plaguicidas y fertilizantes, por lo que sería más beneficioso para el medio ambiente, y contribuye a aliviar el problema del hambre en los países más desfavorecidos.

Hay multitud de OGM gracias a la ingeniería genética, aunque existen 67 autorizados. Entre los más comunes se encuentra el maíz resistente a los insectos, los tomates capaces de crecer en suelo salinizado, una soja que resiste un herbicida, frambuesas que soportan sequías y heladas, patatas con menor capacidad de absorción del aceite de la fritura, y arroz dorado, un cereal transgénico capaz de producir la provitamina A.

Otros productos como berenjenas, cacahuetes, guisantes y kiwis se encuentran pendientes de autorización, mientras se están estudiando plantaciones de arroz.

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha manifestado que los alimentos transgénicos disponibles son inocuos para la salud, pero ha revelado que pueden afectar al medio ambiente mediante la contaminación de cultivos convencionales.

Mientras, la ONU dice que los organismos genéticamente modificados pueden minimizar los efectos del hambre y la desnutrición en los países menos desarrollados.

Entre los países también hay partidarios y detractores de los OGM. EEUU se muestra a favor de la comercialización de los productos transgénicos, y en Inglaterra también. Países como Francia, Austria, Luxemburgo o Dinamarca son contrarios a su producción.

2.-Los transgénicos sobre la mesa, gracias a Alan García


Ingreso de cultivos transgénicos amenaza biodiversidad y agro. Hay un claro interés en beneficiar a las empresas multinacionales

Domingo 10 de julio de 2011 - 09:59 am 13 comentarios



Papas nativas en riesgo por la entrada eventual de transgénicos (Archivo El Comercio).

POR: PATRICIA MAJLUF, PHD

En las postrimerías de su mandato, el presidente Alan García ha decidido mantener una amenaza contra el país, al haber observado la ley que establece una moratoria de diez años al ingreso de transgénicos –u organismos vivos modificados (OVM)– al Perú. Esto es motivo de grave preocupación, pues sabemos que los transgénicos son una amenaza para la excepcional diversidad biológica que nos enriquece. El Perú es uno de los pocos territorios en las Américas donde el cultivo de transgénicos aún no es permitido. Ante el agresivo crecimiento mundial de este tipo de cultivos, y a diferencia de lo que ocurre en todos los países vecinos, nuestro país destaca más bien como refugio de biodiversidad.

¿POR QUÉ PREOCUPARNOS?

Es evidente que la tecnología transgénica puede producir beneficios. A través de ella se ha logrado desarrollar medicamentos estratégicos, cultivos con mayor resistencia a la sequía y al frío, más nutritivos, etc. El problema, sin embargo, es el poco control que se tiene una vez que los organismos son liberados en los ecosistemas. El material transgénico, una vez en el campo, tarde o temprano se transferirá a otras especies vecinas y a los cultivos, a través del polen llevado por el viento o por insectos, con consecuencias de todo tipo.

Dado que la mayor parte de las semillas transgénicas posee resistencia a herbicidas, uno de los impactos más documentados es la rápida aparición de malezas también resistentes, por transferencia genética y por adaptación. Exterminar estas malezas resistentes requiere cada vez más tóxicos, con aumento de costos para los productores y riesgos para la salud de los consumidores. Así, los beneficios iniciales de los transgénicos son anulados.

Otro impacto peligrosísimo es la contaminación transgénica de cultivos orgánicos, lo que lleva a perder la certificación orgánica. Para el Perú, donde la agricultura orgánica y de productos nativos exportables es una oportunidad comercial para la cual tenemos extraordinarias ventajas comparativas, esa contaminación inevitable ocurrirá si se permite el cultivo de transgénicos en nuestro territorio. Eso es una amenaza mortal.

¿NECESITAMOS ESOS ORGANISMOS?

Se dice que por su mayor productividad, esta tecnología es estratégica para la seguridad alimentaria mundial. Sin embargo, el 81% de la producción transgénica es destinada a forraje para animales. De los 148 millones de hectáreas cultivadas con OVM en el mundo, solo una fracción es destinada directamente a la alimentación de poblaciones humanas. De esta fracción, la mitad es soya, cuyo cultivo a gran escala está generando impactos gravísimos a hábitats críticos por su biodiversidad. Solo en el Brasil, desde 1995, la expansión de los campos de soya transgénica deforesta anualmente un promedio de 320.000 hectáreas de la Amazonía. Procesos similares de deforestación se vienen dando en Uruguay y Paraguay por el mismo motivo.

Los cultivos transgénicos dominantes son más apropiados para grandes extensiones de terreno y no para la pequeña agricultura prevalente en el Perú. Aquí la agricultura a gran escala solo es posible en la costa, donde el agua es un severo limitante, o implicaría deforestar nuestra Amazonía. En los Andes es mucho más apropiada la agroecología, que no solo potencia la tradición precolombina de aprovechar la diversidad de pisos ecológicos, sino que aumenta significativamente la productividad de la tierra, contribuye a mejorar la nutrición, reducir la pobreza y ofrece elementos de adaptación al cambio climático.

LA NECESARIA MORATORIA

La justificación del Poder Ejecutivo para observar la ley de moratoria que impedía por diez años el ingreso de transgénicos está llena de inexactitudes y genera temores infundados.

El Gobierno argumenta que la moratoria podría afectar el comercio con nuestros vecinos del Mercosur, de quienes importamos maíz y soya transgénicos para la producción de alimentos básicos como pollos, lácteos y aceites. También aduce que obstaculizaría la investigación en biotecnología y que impediría la importación de medicamentos obtenidos a través de ella, poniendo en riesgo a los pacientes que requieren de estos medicamentos. Nada más inexacto.

La moratoria solo impedía el ingreso de transgénicos “con fines de cultivo o crianza”, permitiéndose el ingreso a aquellos destinados para la investigación o para la producción de fármacos para los que no existen alternativas no transgénicas. Por eso, el comercio de transgénicos sin fines reproductivos no se vería afectado, la investigación en recintos controlados podría darse y los fármacos obtenidos con biotecnología podrían seguir siendo importados.

Dice la observación que bastarán cinco años para establecer los mecanismos necesarios para minimizar la introducción de genes nuevos a especies nativas y para controlar los riesgos de la introducción del cultivo de transgénicos en el territorio nacional. Pero se promete lo imposible. Dadas nuestras nefastas experiencias con la capacidad del Estado para controlar, supervisar y vigilar las industrias extractivas, cuyos impactos son mucho más visibles y predecibles que la contaminación a nivel genético, ni en cinco ni en diez años podremos controlar efectivamente los impactos de la introducción del cultivo de transgénicos sobre nuestra excepcional riqueza natural y agraria. Los productos transgénicos están desde hace años en nuestro país, comercializados sin identificación alguna que informe a los consumidores. La moratoria en ninguna forma afectaba este negocio. La observación del Poder Ejecutivo denota un claro interés en un modelo que solo beneficiará a los comercializadores de semillas, a los productores de pollos y –desde luego– al puñado de empresas multinacionales que producen semillas transgénicas.

(*) Directora del Centro para la Sostenibilidad Ambiental de la Universidad Peruana Cayetano Heredia

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