La Marcha de los Enanos
Escrito
antes de la crisis económica que ahora atraviesa Europa:
Pedro
Hinojosa.
La Marcha de los Enanos
Atrapados entre “mitos económicos
oficiales” tal vez sea conveniente desmitificar antes que ignorar o falsear.
La intolerancia de la “razón de mercado”
lleva a preguntarnos cómo puede amenazar ese tipo de “fundamentalismo” a la
sociedad abierta.
El triunfo de los “mercaderes”
nos pone en un permanente estado de melancolía, por el orden social perdido.
Los líderes “light” conseguirán
que Europa se “levante y ande” o la “tercera vía” consolidara la des-Unión
Europea?
Es el presente el único futuro?
Podemos volver a esperar la prosperidad general o deberemos resignarnos a la
continua decadencia?
Las “taras económicas” sujetas
por las “cadenas de papel” niegan la influencia de las instituciones en la
riqueza y el poderío de una nación.
Por qué Europa quiere copiar el
“sueño americano” y su aparente fracaso?
Limitados a aplicar el “manual”
de hipocresía económica el conformismo niega la memoria. La resignación lleva
al detritus económico.
Los “cínicos” modelos económicos
de “gente teórica” inducen a la “triste situación en Europa”, antesala de la
necesaria declaración de independencia económica.
Desear, proponer, pedir, que
Europa vuelva a confiar en su propia experiencia, vuelva a confiar en su
historia, no significa buscar otras formas de totalitarismo o el retorno a la
servidumbre.
El impersonal y anónimo mercado,
no educa, no cura, y no da de comer.
El impersonal y anónimo mercado
pone al hombre –en soledad y angustia- ante la fuerza del destino –que hoy se
le presenta hostil- y la incertidumbre de un futuro que lo condena.
Es esto lo único que podemos
ofrecer a los jóvenes europeos en el siglo XXI?
Para esa carga no hacían falta
semejantes alforjas.
La Europa del siglo XXI no puede
significar para los jóvenes únicamente el mercado, la tarjeta de crédito, el
consumismo, la especulación, la corrupción, el tráfico de influencias, la
televisión, el fútbol, el tabaco, el alcohol y la droga.
No podemos ofrecerles una Europa
de “avestruces” y “agujeros”.
Es posible que Europa no quiera
“asumirse”?
El claudicar europeo, su
resignación a ser “sólo” mercado anula las posibilidades de crecer (como EEUU,
y últimamente, de nuevo, Japón) y neutraliza las posibilidades de competir
(como EEUU o Japón).
Ni corredores de fondo, ni
velocistas…sólo avestruces y agujeros.
Habrá llegado el momento de pasar
de la “subvención” a la “subversión”?
Una economía entrenada para
matar, actúa como si fuéramos los últimos.
El modelo de la codicia se
balancea entre la ira y la codicia; mientras la aldea global es sólo una
esperanza ingenua.
La “economía de los hipócritas”
nos establece en una confortable irrealidad. En esas “fábulas” económicas nos
dicen que dejando “obrar” al mercado se aplican más eficientemente los
recursos, se incrementan los beneficios, y se distribuyen mejor las riquezas.
Un mercado sin ley, abandonado a su capricho especulativo y superior a toda
normativa nacional o internacional.
Nada se dice de la generación de
inestabilidad, de las crisis internacionales y de las desigualdades crecientes.
Nada se dice sobre la distancia creciente entre espacio económico y control
político.
Esta economía de casino, este
dinero que se ha vuelto loco, en el que la gran mayoría somos jugadores
involuntarios incluye en su “modelo” más volatilidad, más incertidumbre, y más
inquietud.
El mercado no puede calibrar el
futuro porque es corto de vista por naturaleza. No sólo en razón de que su
mirada se extiende hacia horizontes necesariamente cortos, sino por que carece
de aptitudes y de la lógica requerida para incorporar problemas distintos a los
de su propia naturaleza y para moderar sus excesos.
El espectáculo de la bolsa, una
economía de efectos especiales, los senderos de especulación, el terrorismo de
mercado, han generado una economía destructiva, contra el hombre, ávida de lo
superfluo, de negación del valor de uso.
La ficción global, la comedia
económica, nos ha llevado a los límites del auge, pasándonos a la onda larga
depresiva.
Una economía de exterminio, el
integrismo del vacío, una falsa ilusión de libertad, han generado la economía
del último hombre, ávido de lo superfluo, tonto asimétrico, con un sólo
instinto latente: el de la posesión.
La dictadura del pensamiento
único ha impuesto el imperio del mercado. El lado oscuro de la razón ha
impuesto la razón de mercado. Un estado de negligencia económica nos lleva a un
estado de inseguridad aguda crónica.
La economía real se enfrenta a la
economía virtual. Los consumidores se enfrentan a los especuladores. Estamos
pasando del capitalismo global a una anarquía internacional cada vez más
profunda.
La e-volución si no propició,
facilitó (y se benefició) de la economía de casino, la economía de Madonna, la
turbo-economía. La e-volución mas que re-volución (tecnológica), multiplicó (y
aceleró) la es-peculación. Las Puntocom fueron la llave para lanzar las
Puntocuen. Y el Mito.com se transformo en el Timo.com.
La fuerte industria del capital
riesgo (según algunos) que no sólo deseaba sino que estaba convencida de la
conveniencia de financiar a las nuevas tecnologías innovadoras…se ha demostrado
que no era industria, que el riesgo capital lo corrían los terceros, y que de
convencida nada de nada. Sólo sabía de riesgo moral y ahí está la Reserva
Federal para velar el sueño…
(Esto lo decía –detesto auto
citarme- en agosto de 2001, en la Introducción a mi ensayo: “Nueva Economía: El
fin de la e-volución?...y el prestamista de último recurso” - La primera crisis
económica del siglo XXI)
El alma de Europa, Ricardo Lomoro.
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