A. Latina pierde más alimentos que los necesarios para erradicar hambre
FAO: A. Latina pierde más alimentos que los
necesarios para erradicar hambre
Infolatam/Efe
Santiago de Chile, 17 de julio de 2014
Santiago de Chile, 17 de julio de 2014
Las claves
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Un informe de la oficina regional de la Organización de las Naciones
Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) indicó que un 6 % de las
pérdidas globales de alimentos se producen en la región.
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Con los alimentos que se pierden en la región, solo a nivel de la venta
al detalle, es decir, en supermercados, ferias libres, almacenes y demás
puestos de venta, se podría alimentar a más de 30 millones de personas,
equivalente a un 64 % de quienes sufren hambre en la región.
En América Latina y el Caribe se desperdician más
alimentos que los que son necesarios para satisfacer las necesidades
nutricionales de las 47 millones de personas que aún sufren hambre en la
región, advirtió laFAO en Santiago de Chile.
Un informe de la oficina regional de la Organización
de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)
indicó que un 6 % de las pérdidas globales de alimentos se producen en la
región.
“Cada año la región pierde o desperdicia alrededor
del 15 % de sus alimentos disponibles, lo que reduce la disponibilidad local y
mundial de comida, genera menores ingresos para los productores y aumentan los
precios para los consumidores”, explicó el representante de la FAO para la
zona, Raúl Benítez.
Agregó que las pérdidas y desperdicios también
tienen un efecto negativo sobre el medio ambiente, debido a la utilización no
sostenible de los recursos naturales.
“Enfrentar esta problemática es fundamental para
avanzar en la lucha contra el hambre y debe convertirse en una prioridad para
los Gobiernos de América Latina y el Caribe”, indicó Benítez.
Según la FAO, las pérdidas se entienden como la
disminución de la masa disponible de alimentos para el consumo humano en las
fases de producción, poscosecha, almacenamiento y transporte.
El desperdicio, en tanto, se refiere a las pérdidas
derivadas de la decisión de desechar alimentos que todavía tienen valor
nutricional y se asocia principalmente con el comportamiento de los vendedores
mayoristas y minoristas, servicios de venta de comida y los consumidores.
Las pérdidas y desperdicios se producen a lo largo
de la cadena alimentaria. Así, en la región un 28 % ocurre a nivel de
consumidores, un 17 % en mercado y distribución, un 22 % durante el manejo y
almacenamiento, y un 6 % en procesamiento.
Con los alimentos que se pierden en la región, solo
a nivel de la venta al detalle, es decir, en supermercados, ferias libres,
almacenes y demás puestos de venta, se podría alimentar a más de 30 millones de
personas, equivalente a un 64 % de quienes sufren hambre en la región.
Los alimentos que se pierden en comercios en las
Bahamas, Jamaica, Trinidad y Tobago, Belice y Colombia corresponden a lo que se
necesitaría para alimentar a todos quienes sufren hambre en dichos países.
“Aunque es importante señalar que los países de la
región disponen de calorías más que suficientes para satisfacer a todos sus
ciudadanos, la enorme cantidad de alimentos que se pierde o que acaba en el
tacho de la basura es sencillamente inaceptable mientras el hambre continúe
afectando a casi el 8,0 % de la población regional”, explicó Raúl Benítez.
Según la FAO, hay formas de evitar las pérdidas y
desperdicios en todos los eslabones de la cadena, principalmente mediante
inversiones en infraestructura y capital físico, así como en administración.
Un ejemplo son los bancos de alimentos, que reúnen
comida que por diversas razones sería descartada para su redistribución y que
ya existen en Costa Rica, Chile, Guatemala, Argentina, República Dominicana,
Brasil y México.
La Asociación de Bancos de Alimentos de México, por
ejemplo, rescató 56.000 toneladas de comida sólo en 2013.
La sensibilización pública también es clave,
advierte la FAO, y se puede realizar mediante campañas dirigidas a cada uno de
los actores de la cadena alimentaria.
“Erradicar el hambre en la región requiere que
todos los sectores de la sociedad hagan esfuerzos por reducir sus pérdidas y
desperdicios”, indicó Benítez.
A nivel global, entre un cuarto y un tercio de los
alimentos producidos anualmente para consumo humano se pierde o desperdicia.
Esto equivale a cerca de 1.300 millones de
toneladas de alimentos, lo que incluye un 30 % de los cereales, entre un 40 % y
un 50 % de las raíces, frutas, hortalizas y semillas oleaginosas, el 20 % de la
carne y productos lácteos y un 35 % de los pescados.
La FAO calcula que esos productos serían
suficientes para alimentar a 2.000 millones de personas.
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