Resultados y tendencias electorales
América Latina 2014: resultados y tendencias
electorales
Infolatam
San José, 28 julio 2014
Por DANIEL ZOVATTO
San José, 28 julio 2014
Por DANIEL ZOVATTO
(Especial Infolatam).- “2014 es un año
con una intensa agenda electoral. En el primer semestre han tenido
lugar cuatro de las siete elecciones presidenciales latinoamericanas previstas
para el presente año. Tres de estos primeros cuatro comicios (Costa Rica, El
Salvador y Panamá) tienen un fuerte sesgo geográfico centroamericano; la única
excepción son las elecciones colombianas.
Estas comicios forman parte del actual rally
electoral que determina, que entre 2013 y 2016, 17 países de la región lleven a
cabo elecciones presidenciales. Solo México (cuyas últimas elecciones presidenciales
tuvieron lugar en el 2012 mientras que las próximas recién se celebrarán lugar
en 2018) queda por fuera de este ciclo.
El 2 de febrero, Costa Rica y El
Salvador abrieron la maratón electoral: en el caso
costarricense, el candidato Luis Guillermo Solís, del
centroizquierdista Partido Acción Ciudadana, y el candidato del oficialista
Partido Liberación Nacional, Johnny Araya, fueron en ese orden los
más votados en la primera vuelta. Tras celebrarse el balotaje el 5 de abril,
Solís triunfó con 77,9% frente a 22,1% de Araya.
En El Salvador, el
candidato oficialista Salvador Sánchez Cerén del izquierdista
FMLN fue el más votado en la primera vuelta pero no superó 50% y tuvo que
disputar el balotaje con el candidato Norman Quijano de la derechista ARENA. Celebrada
la segunda vuelta el 9 de marzo, Sánchez Cerén se impuso por apenas 0,22 puntos
(6.400 votos) a su contendiente.
En Panamá, el 4 de mayo, ganó el
opositor Juan Carlos Varela, del conservador Partido Panameñista
Autentico, (39.1%) al oficialista José Domingo Arias (31.4%). Por último, en Colombia,
el presidente Juan Manuel Santos no sólo consiguió la reelección sino que
también revirtió los resultados del 25 de mayo; es decir, perdió en primera
vuelta ante el uribista Óscar Iván Zuluaga, pero en la segunda acabó
imponiéndose (50,9% vs. 45% del uribismo).
Las tres elecciones
presidenciales pendientes tendrán lugar en octubre: el 5 en Brasil; el 12 en
Bolivia; y el 26 en Uruguay. De estas, las de Brasil y Uruguay están abiertas
(si bien con ventaja oficialista por el momento) y con alta posibilidad de que
haya balotaje en ambas, mientras que en la tercera (Bolivia) se da por
descontado el triunfo de Morales en primera vuelta.
En Brasil, las encuestas coinciden en
que (consecuencia de la actual desaceleración económica, la alta inflación, y
el malestar ciudadano por las deficiencias en materia de educación, salud y
transporte) habrá balotaje y que la contienda (muy disputada y centrada en la
economía y la calidad de los servicios públicos) tendrá lugar entre la
presidenta Dilma Rousseff y el candidato Aécio Neves del opositor PSDB. En
cambio los sondeos difieren acerca de los posibles resultados de la segunda
vuelta. Mientras Datafolha habla de un empate técnico, Ibope proyecta una clara
diferencia a favor de Rousseff (41% frente a 33% de Neves) .
En Bolivia, por el contrario, el
presidente Evo Morales seguramente será reelecto por amplio margen
en primera vuelta, igual que en 2005 (54%) y 2009 (64%). Una encuesta reciente
(de los diarios Pagina 7 y Los Tiempos) otorga a Morales 44.6%
escoltado por Samuel Doria Medina (el opositor mejor
posicionado a la fecha) con un19.8%. De confirmarse estas proyecciones en las
elecciones del próximo 12 de octubre,Morales resultaría reelegido,
pues la Constitución de 2009 señala que ganará la Presidencia aquella
candidatura que logre mas del 50% de los votos, o bien el 40% pero con una
diferencia de al menos 10% en relación con el ubicado en el segundo lugar. La
casi segura victoria de Evo se ve facilitada (lo que ha sido una constante en
los últimos años) por la incapacidad de la oposición para acordar una
candidatura única capaz de presentarse como una alternativa viable al MAS.
Finalmente, en el caso del Uruguay, el
ex presidente Tabaré Vázquez del oficialista Frente Amplio
(FA), lidera las encuestas del mes de julio pero estancado en la mayoría de
ellas en torno al 42/43% de la intención de voto, lo que hace prever (de no
haber algún cambio significativo) la necesidad de ir a una segunda vuelta. En
segundo lugar aparece el Partido Nacional (también llamado Blanco) con 27% y en
tercer lugar el Partido Colorado con 13%. Como vemos, la victoria de Tabaré
Vázquez, que hasta hace poco se daba por descontada, se ha venido
complicando. Tampoco esta claro a esta altura si el FA logrará mayoría absoluta
en el Parlamento como la que tiene actualmente.
Por su parte, la ultima encuesta de Factum (de la
semana pasada) muestra que Tabaré Vázquez sigue en primer
lugar pero que la distancia con el candidato del Partido Blanco, Luis
Lacalle Pou, se ha acortado considerablemente (51% a 46%). Como bien
señala Oscar Bottinelli (analista de la firma encuestadora), “estos datos suponen
una fuerte novedad: por primera vez en los últimos cuatro años no se puede dar
por seguro queTabaré Vázquez será el próximo presidente del
Uruguay. La elección esta abierta. Sin duda hay mayores probabilidades para
Tabaré Vázquez pero también hay importantes probabilidades en su contra”.
Resultados y tendencias
Los resultados de las
primeras cuatro elecciones evidencian que América Latina es una región
políticamente muy heterogénea. Hemos asistido a la victoria de candidatos
de corte conservador (Juan Carlos Varela), de centroizquierda (Luis Guillermo
Solís), cercano a los “socialismos del siglo XXI” (Salvador Sánchez Cerén), o
de centro (Juan Manuel Santos). En cambio, de cumplirse mi pronóstico (el
triunfo de los tres candidatos oficialistas en las elecciones de octubre), la
tendencia predominante en el cono sur seria la izquierda y el centroizquierda.
Segundo, durante el primer semestre hubo un balance
entre continuismo y alternancia. En dos países triunfó el partido o
coalición en el poder (el FMLN en El Salvador y Unidad Nacional en Colombia)
mientras que en los otros dos casos hubo alternancia (Costa Rica y Panamá).
Nuevamente, de confirmarse mi pronóstico, en las tres elecciones de octubre
veremos una tendencia clara a favor del continuismo y de la reelección: 2 casos
de reelección consecutiva (Brasil y Bolivia) y una alterna (Uruguay).
Tercero, en la
mayoría de los casos, lo cerrado de los resultados ha provocado la
necesidad de ir a segundas vueltas (Costa Rica, El Salvador y
Colombia), tendencia que muy posiblemente también veamos en las elecciones de
Brasil y Uruguay. Las victorias en primera vuelta, tan comunes hace unos años
en la región, sobre todo en América del Sur, empiezan a escasear por el cambio
de contexto económico-social, el desgaste de los oficialismos después de dos
periodos seguidos, y lo competitivo que se han vuelto los comicios.
Cuarto, el voto se ha diversificado y se ha hecho
más volátil, provocando que los nuevos presidentes deban gobernar con
legislativos en los que ningún partido tiene mayoría (Costa Rica,
Panamá y El Salvador). Todo esto incide fuertemente en la gobernabilidad de
estos países y recorta la capacidad de acción de los ejecutivos pues favorece
escenarios de choque de poderes (legislativo vs. ejecutivo) y de
bloqueo tanto de las políticas públicas como de las reformas.
Y en quinto lugar, la alta abstención en
varios procesos revela una peligrosa desafección de la ciudadanía con respecto
al sistema democrático. Colombia superó 50% de abstención tanto en primera como
en segunda vuelta. En Costa Rica la abstención rondó cerca del 43% en el
balotaje y en El Salvador, en la primera vuelta, fue de 45%. Hasta ahora la
excepción fue Panamá con un 76.77% de participación.
Mi opinión:Una vez superado el
ecuador de 2014 y celebrados cuatro de los siete comicios presidenciales se
pueden extraer algunas conclusiones que continuarán vigentes en la segunda
parte del año, en la triple cita de octubre:
1-. La ralentización económica y las
tensiones sociales, fundamentalmente el malestar de las clases medias por la
inseguridad, así como por la corrupción y los malos servicios públicos,
empiezan a incidir cada vez con mas fuerza en el ciclo electoral. El
reciente informe del Fondo Monetario Internacional (IMF, Economic Outlook 2014)
confirma la desaceleración que sufre la economía latinoamericana (el
crecimiento regional para 2014 ha sido nuevamente corregido a la baja, a un
2%), en especial el recorte del crecimiento de sus dos principales motores:
Brasil con un magro 1.3% y México con un modesto 2.4 (seis decimas por debajo
de la tasa proyectada en abril).
2-. Este contexto económico-social complejo
provoca que a los presidentes que aspiran a repetir les sea cada vez más
difícil lograr la reelección en primera vuelta, pues las adscripciones
políticas se han vuelto más volátiles. Además, las tres elecciones de octubre
presentan el desafío adicional (para los oficialismos) de tener que ganar un
tercer gobierno consecutivo; objetivo que con base en la experiencia regional
comparada es muy difícil (pero no imposible) de alcanzar. La reelección de
Morales, por las razones arriba apuntadas, es una excepción a esta tendencia.
Sin embargo, y pese a esta dificultad creciente de
ganar en primera vuelta y con mayoría legislativa propia, los presidentes que
buscan su reelección continúan llevando hasta la fecha una clara ventaja a sus
opositores.
3-. Consecuencia de lo anterior, el
balotaje como mecanismo para decidir una elección presidencial se está
convirtiendo cada vez más en la regla. En cinco de las siete
elecciones de 2014 (en Panamá no está regulado, y en Bolivia como ya dijimos se
prevé el triunfo de Evo Morales en primera vuelta) hay altas probabilidades de
que haya segunda vuelta; tendencia que en mi opinión también estará presente en
las elecciones presidenciales de Argentina y Guatemala del año próximo.
Resumiendo:en un contexto
latinoamericano de moderado crecimiento económico e intensa maratón electoral,
los gobiernos electos durante el presente ciclo electoral tendrán que hacer
frente a las expectativas y demandas ciudadanas en condiciones de mayor
austeridad. Como consecuencia, los conflictos sociales seguirán presentes con
reclamos que, si bien no pondrán en juego la continuidad democrática,
seguramente harán la continuidad de los oficialismos mas difícil y la
gobernabilidad más compleja.
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