Evolución económica y política reciente
Evolución económica y política reciente
Después de
sufrir repetidas crisis económicas durante las décadas de los ochenta y
noventa, durante los últimos cinco años América Latina junto a la mayoría de
las regiones del mundo entró en una nueva era de progreso económico y
crecimiento robusto. Este mejor desempeño económico ha generado una mezcla
positiva de auto-satisfacción y optimismo en la región después de casi dos
décadas de pesimismo. Los siguientes indicadores ilustran el progreso reciente:
• A pesar de las
grandes variaciones entre países, que son de esperar, la región en conjunto ha
disfrutado de un crecimiento económico anual promedio de 4,7% entre 2003 y
2008, el mayor crecimiento registrado desde la década de los setenta. Con un
crecimiento más lento de la población, esto ha producido un crecimiento del
ingreso per cápita de 3,4%.
• En contraste
con otros períodos de alto crecimiento, este último episodio no ha estado
acompañado de una inflación alta o de desequilibrios externos. La estabilidad de
los precios, que ha sido difícil alcanzar, debería producir grandes beneficios
en el largo plazo al mejorar la confianza de consumidores e inversionistas, lo
que podría elevar el ahorro y las tasas de inversión –siempre y cuando estén
acompañadas de mejoras en el clima de negocios y una profundización de los
sistemas financieros.
• En los últimos
cinco años se ha registrado un buen progreso en otro gran problema social y
económico que ha plagado a la región: las enormes disparidades de ingresos y
condiciones de vida. Entre 2003-2008 hubo una notoria disminución de la pobreza
absoluta y una reducción de las desigualdades en muchos países, incluyendo las
dos economías más grandes de la región, Brasil y México.
• La región ha
resistido la última crisis económica y financiera global bastante bien a pesar
de que México y otros países de Centro América han sido duramente golpeados. A
diferencia de los países de la OCDE y algunas regiones en desarrollo (como
Europa central y del este), en general, América Latina sufrió una
desaceleración de la actividad económica mucho más modesta. Sus sistemas
financieros resistieron la tormenta bastante bien. Muchos países parecen estar
ya en vías de recuperación aunque algunos otros siguen sufriendo los estragos
de la Gran Recesión.
En conjunto, la
región puede estar muy satisfecha de su desempeño económico durante los últimos
seis años. Un factor importante tras este desempeño fue el ambiente económico
global muy positivo hasta 2007
—incluyendo las
políticas monetarias inusualmente expansivas adoptadas por la mayoría de las
grandes economías
— periodo en que
el mundo disfrutó diez años de prosperidad sin precedentes, y un auge del
comercio internacional y de los flujos de capital privado. A su vez, el mayor y
sostenido crecimiento global empujó los precios de las materias primas a
niveles récord. Este ambiente económico mundial favorable ayudó a alimentar el
crecimiento de América Latina. Al mismo tiempo, las reformas a las políticas
internas durante la década de los noventa –que incluyeron políticas monetarias
y fiscales prudentes, tipos de cambio más realistas y regulaciones y
supervisión bancaria más estrictas– tuvieron un rol crucial para asegurar que
este crecimiento económico no estimulara la inflación.
Ya logrados los
equilibrios macroeconómicos y la estabilidad de precios por tanto tiempo
eludidos, la región finalmente se enfocó en políticas y temas importantes para
su crecimiento de más largo plazo y su bienestar.
Sin duda,
América Latina debe hacer mayores esfuerzos para lograr un crecimiento
económico mucho más alto que el que ha logrado en los últimos 40 años –incluso en
los últimos cinco años–, así como liberar su fortuna económica de la histórica
de dependencia en las alzas y disminuciones de los precios internacionales de
las materias primas. Esto requerirá un mayor énfasis en:
• Mejorar el
capital humano.
• Mejorar el
ambiente empresarial.
• Alcanzar tasas
de inversión mucho más altas, necesarias para cambiar la estructura de
producción de bienes y servicios a la luz del cambiante ambiente económico
global.
• Mejorar
continuamente la competitividad económica y productividad total de los
factores.
• Promover la
innovación y el desarrollo tecnológico
.
Desde nuestra
perspectiva, el mejor ambiente empresarial es la clave para abrir el círculo
virtuoso de mayor eficiencia y competitividad, mayor confianza empresarial,
mayor inversión privada, mejoras a la productividad y mayor ahorro doméstico.
En India, el aumento reciente de la inversión y el ahorro, y las resultantes tasas
de crecimiento económico, se pueden asociar a las importantes reformas
económicas efectuadas desde 1990 que mejoraron significativamente el ambiente
empresarial.
Ahora que
finalmente América Latina disfruta de estabilidad y equilibrio macroeconómico, mejorar
el ambiente empresarial podría dar resultados parecidos, aunque con cierto
rezago.
Nuevamente, sin
tratar de que éste sea un informe exhaustivo, se presentan sugerencias en
cuatro áreas prioritarias:
i)
infraestructura (particularmente conectividad física y energía); ii) educación
terciaria, innovación y desarrollo
tecnológico; iii)
competitividad; y iv) gobernabilidad.
Fuente: Visión
para América Latina Hacia una sociedad más incluyente y próspera. C.A.F.
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